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“He preguntado a mis colegas de todo el mundo, y muchos de ellos me dicen que sí, que están observando una tendencia parecida”, comentó Paul Kaplowitz, profesor emérito de Pediatría en el Youngsters’s Nationwide Hospital de Washington. No se sabe si la tendencia fue producto de un mayor estrés, de un estilo de vida más sedentario o de que los padres estaban lo suficientemente cerca de sus hijos como para notar cambios prematuros.
Lo más possible es que haya muchos factores que contribuyen al mismo tiempo. Y bastantes de estos problemas afectan de manera desproporcionada a las familias de bajos ingresos, lo cual, según los investigadores, puede explicar en parte las diferencias que hay en el inicio de la pubertad en Estados Unidos dependiendo del origen racial.
¿Una nueva normalidad?
Durante décadas, los libros de texto de medicina han definido las etapas de la pubertad utilizando la llamada Escala de Tanner, que se basó en observaciones minuciosas entre 1949 y 1971 de unos 700 niños y niñas que habían vivido en un orfanato de Inglaterra.
La escala establece que la pubertad regular comienza a los 8 años o después en el caso de las niñas y a los 9 años o después en el caso de los niños. Si la pubertad comienza antes de esos límites, los médicos deben examinar al niño para detectar un raro trastorno hormonal llamado pubertad precoz central, que puede provocar la pubertad ya en la primera infancia. Los niños con este trastorno suelen ser sometidos a escáneres cerebrales y toman medicamentos que bloquean la pubertad para retrasar el desarrollo sexual hasta una edad adecuada.
Pero algunos expertos sostienen que el umbral de edad para la alarma debería reducirse. De lo contrario, dicen, los niños sanos podrían ser remitidos a especialistas y someterse a procedimientos médicos innecesarios, que pueden resultar físicamente agotadores y costosos.
“Hay muchos más datos que indican que la edad de 8 años no es el límite óptimo para separar lo regular de lo anormal”, dijo Kaplowitz. En 1999, defendió que el límite de edad para la pubertad regular debía reducirse a los 7 años en las niñas blancas y a los 6 en las negras. “No fue muy bien recibido”, recuerda.
Sin embargo, esa postura se vio reforzada por un estudio reciente del grupo de Juul que mostraba que, de 205 niños puberales menores de 8 años que se sometieron a escáneres cerebrales, solo el 1,8 por ciento de las niñas y el 12,5 por ciento de los niños presentaban anomalías cerebrales que indicaban una pubertad precoz central.
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