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“El estudio israelí, en cuanto a la tasa de mortalidad, es decisivo”, dijo Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de la Universidad de California en San Francisco.
Pero ese estudio, si bien ofrece la única prueba, está plagado de defectos. Todos los participantes se ofrecieron voluntariamente a recibir una cuarta vacuna, y es possible que sean personas que regularmente se preocupan por su salud, dijo Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y asesor de la FDA.
“¿Quién toma la decisión de recibir una cuarta dosis? Alguien que está atento a su salud, que es más possible que haga ejercicio, que es menos possible que fume, que es más possible que use una mascarilla”, dijo Offit.
Estos otros factores pueden hacer que la vacuna de refuerzo parezca más eficaz de lo que realmente es. De hecho, otros datos de Israel sugieren que una segunda dosis de refuerzo únicamente tiene beneficios marginales en los jóvenes sanos.
Aplicada cuatro meses después de la tercera dosis, una cuarta inyección restauró el nivel de anticuerpos al mismo pico visto después de la primera dosis de refuerzo, pero no más que eso. Y es possible que este aumento sea efímero, al igual que después de la tercera dosis.
“Será de corta duración, así que creo que el momento de aplicación será la clave”, dijo Marion Pepper, inmunóloga de la Universidad de Washington. “Si no va a crear una respuesta inmunitaria de mayor calidad a largo plazo, entonces se cuestiona un poco el valor”.
Decenas de estudios han demostrado que la mayoría de las personas ya están bien protegidas contra la enfermedad grave. Incluso frente a la variante ómicron, una variante que puede colarse entre las defensas inmunitarias e infectar a las personas, dos o tres dosis de las vacunas de Pfizer-BioNTech o Moderna demostraron ser lo suficientemente potentes como para prevenir la enfermedad grave en casi todo el mundo, según un estudio reciente de los CDC.
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